¿Cuál es su percepción sobre la economía en 2020?
El ejercicio de 2020 estuvo, sin duda, marcado por la pandemia, un acontecimiento absolutamente imprevisto que tuvo carácter global y que afectó profundamente a nuestra economía. Debido a su capacidad de contagio y a su letalidad, las autoridades se vieron en la obligación de restringir la movilidad y la interacción social, recurriendo en el caso de España por dos veces al estado de alarma, una en la primera ola y otra en la segunda, para dar cobertura legal a esas restricciones. Fueron unas medidas muy duras, aunque también inevitables para conseguir reducir los contagios, la presión sobre el sistema asistencial y, en último término, el número de fallecimientos.
El impacto sobre la economía fue brutal, con caídas de la actividad sin precedentes en nuestra historia reciente que fueron especialmente significativas en sectores como el turismo, la hostelería y el comercio, con mucho peso en nuestra economía. Esto, unido a la fragilidad de nuestro tejido productivo, aún no recuperado del todo de la crisis de 2008, amplió la dimensión de sus efectos, produciendo un fuerte retroceso en las cifras fundamentales de la economía española, con tasas de decrecimiento nunca vistas.
¿Qué le parecieron las medidas adoptadas por las autoridades para atenuar las consecuencias económicas del covid-19?
La situación era de tal gravedad que obligó a poner en marcha medidas de choque tendentes a paliar el impacto de la crisis tanto en las familias que se encontraban en situación de mayor vulnerabilidad, como en las empresas de los sectores especialmente afectados. Básicamente fueron de dos tipos. Por un lado, programas de ajuste temporal de empleo destinados a aliviar a las empresas de sus costes de personal hasta la reactivación de sus respectivos mercados. Y por otro, la concesión de garantías públicas a la financiación otorgada por las entidades financieras a las empresas. Son medidas todas ellas que si bien no evitaron que muchos compatriotas lo hayan pasado o incluso lo sigan pasando todavía muy mal, sí al menos han permitido aliviar las consecuencias de una coyuntura tan desfavorable como la acontecida en 2020.
¿Cuál ha sido la aportación de la banca en este contexto?
Dado el entorno de dificultad al que nos enfrentábamos, nuestra principal obligación era mantener en lo posible la financiación de las empresas, para evitar su asfixia financiera, facilitar la liquidez a familias especialmente vulnerables y fortalecer nuestros balances ante el empeoramiento macroeconómico, previendo un posible crecimiento de la morosidad.
En lo referente al crédito, creo sinceramente que hemos conseguido evitar que la iliquidez derivada de la falta de ingresos se haya convertido en una crisis generalizada de solvencia empresarial, con lo que ello hubiera podido suponer para nuestra economía. Por su parte, las fuertes provisiones realizadas por las entidades con cargo a sus resultados han llevado a un fortalecimiento de nuestros balances, que nos permite afrontar con garantías cualquier empeoramiento futuro. A todo esto hay que añadir que los bancos hemos ido más lejos incluso que el Estado en las ayudas a empresas, autónomos y familias con dificultades para hacer frente a sus obligaciones crediticias, ampliando las moratorias establecidas por el Gobierno y aligerando las condiciones para acceder a ellas. Sin duda, la banca está siendo una parte indisociable de la solución de esta crisis.
¿Cree que entraremos pronto en una senda de recuperación?
Esa es la esperanza de todos, pero no va a ser fácil ni rápido. Las vacunas nos permiten albergar un cierto optimismo y es probable que, cuando se haya beneficiado de ellas una parte suficiente de la población, podamos volver poco a poco a la normalidad. Ahora bien, una cosa es que llevemos de nuevo una vida medianamente normal y otra que la economía recobre el pulso que tenía antes de la pandemia. Pese a los esfuerzos realizados, se ha roto mucho tejido productivo y recomponerlo llevará su tiempo. Puede que los indicadores macroeconómicos muestren pronto un cariz más favorable. Recuperar los niveles de bienestar que disfrutábamos antes de que irrumpiera el coronavirus, en cambio, costará bastante más.
¿De todas las crisis se aprende?
Sin duda, aunque a veces es un aprendizaje muy duro, como ocurrió en la crisis de 2008. De ella salimos con un sistema financiero más sólido, sujeto a una regulación más rigurosa y con un mecanismo de supervisión centralizado a escala europea. Pero muchas entidades se quedaron en el camino y otras se diluyeron en grupos más grandes, en medio de una notable disminución general de la capacidad instalada del sector, facilitada por la transformación digital. Una transformación que durante la pandemia ha recibido un fuerte impulso, no ya en la banca, sino en el conjunto de la economía, y cuya cara más popular es el teletrabajo. Estoy seguro de que este fenómeno va a tener un repercusión positiva y duradera en la productividad y en la competitividad de las empresas, con el consiguiente beneficio para el conjunto de la economía.
Pero Bankinter ya estaba muy digitalizado…
Así es. Llevamos muchos años trabajando en ello y siempre hemos ido por delante del sector en materia de innovación. Nuestros clientes están acostumbrados a operar en remoto a través de los diversos canales que les ofrecemos, y eso ha hecho que su relación con el banco se haya visto menos afectada por las restricciones a la movilidad. De hecho, más de un 90% de los clientes del banco operaban de forma digital antes de la pandemia, ya sea exclusivamente o bien alternando con los canales más tradicionales. La incorporación de EVO en 2019 fue fundamental también, por su enfoque novedoso del negocio, que nos está ayudando a aprovechar aún más si cabe las nuevas tecnologías para prestar un servicio cada vez mejor.
¿Cómo fue 2020 para el conjunto de la banca?
Aparte de afrontar las consecuencias de la pandemia, el sector tuvo que seguir aprendiendo a convivir con un entorno de bajos tipos de interés que nos obliga a buscar nuevas fuentes de ingresos. Como he tenido la oportunidad de decir aquí mismo en otras ocasiones, tomar dinero de unos clientes y prestárselo a otros, sin más, no proporciona ya la misma rentabilidad que antes. Necesitamos seguir diseñando productos de alto valor añadido y profundizar en el asesoramiento personalizado, para lo que, al menos en Bankinter, contamos con profesionales con una gran cualificación. Si la innovación siempre ha sido importante, ahora resulta sencillamente imprescindible, junto con una política de riesgos rigurosa que evite los excesos de otras épocas, cuyas consecuencias son de todos conocidas.
¿Fue muy lesiva la “recomendación” de no repartir dividendos en 2020?
No hay más que ver la desfavorable evolución del sector en bolsa durante el año para comprender el impacto que tuvo esa decisión del Banco Central Europeo. Aún hoy, el mercado no refleja el verdadero valor de las entidades y eso tiene mucho que ver con la huida de inversores que se produjo tras la prohibición de los dividendos. Nosotros podemos asumir el fondo del asunto; esto es, la necesidad de fortalecer el capital de las entidades por si se produce un repunte de la morosidad derivado de la crisis del coronavirus. Sin embargo, no compartimos el carácter indiscriminado de la decisión. Se debería haber estudiado caso por caso, porque no todos somos iguales ni estamos en la misma situación. Nosotros podríamos haber seguido con nuestro plan de repartir como dividendo el 50% de nuestros beneficios sin ningún problema. Dicho eso, la banca es un sector regulado y desde Bankinter cumplimos las indicaciones que se nos dan. Ahora bien, estoy seguro de que, una vez levantadas las restricciones a los dividendos, nuestra acción tiene un claro recorrido al alza, sencillamente porque lo tiene la potencia de nuestro modelo de negocio.
¿Qué le parece la nueva ronda de fusiones y su probable impacto en el empleo?
Cada entidad tiene derecho a elegir su futuro y, si cree que su futuro pasa por unirse a otra, hace bien en tomar ese camino. La estrategia de Bankinter es diferente: apostamos por la independencia, por el crecimiento orgánico y por las compras puntuales de negocios que pueden ser complementarios con el nuestro o que puedan abrirnos nuevos horizontes, como fueron los casos de Portugal o Irlanda y de EVO. Además, las fusiones suelen tener un coste en materia de empleo, y Bankinter está firmemente comprometido en mantener el suyo e incluso incrementarlo cuando las circunstancias lo permitan. Más aún después del ejemplo de esfuerzo y superación que nuestros profesionales han dado durante la pandemia. Los necesitamos a todos para remontar esta situación tan adversa.
¿Qué balance hace del último ejercicio de Bankinter?
Sin entrar en detalles que corresponde proporcionar a nuestra consejera delegada, creo que los resultados de 2020 fueron más que aceptables, dadas las circunstancias. Seguimos creciendo a buen ritmo en todas nuestras actividades, reforzamos de nuevo la solvencia y mantuvimos a raya la morosidad. Descontando las provisiones extraordinarias para amortiguar el eventual impacto del covid, la rentabilidad en términos de ROE hubiera sido superior al 10%, claramente por encima del coste del capital. A lo largo del año se produjo, además, la plena integración de EVO, que dio un impulso notable a su actividad hipotecaria, con crecimientos del orden del 30% en volumen de crédito y número de clientes. Estamos seguros de que su incorporación al Grupo, como ocurre con los negocios en Portugal e Irlanda, va a depararnos muchas satisfacciones.
¿Y cuáles son los planes para Línea Directa?
La decisión de sacarla a bolsa es firme, porque beneficia al banco, a los accionistas y a la propia aseguradora, que está más que preparada para volar sola, después de haber consolidado un modelo de distribución directa de seguros mucho más potente que el tradicional y que ha hecho historia en un sector sujeto a profundas transformaciones en los últimos años. Nuestro deseo es que la compañía empiece a cotizar antes del verano, en las condiciones previstas.
¿Ha modificado en algo la pandemia el compromiso de Bankinter con la sostenibilidad?
Los criterios de sostenibilidad forman parte esencial de nuestra manera de entender el negocio bancario, está ya en nuestro ADN. Así se reconoció internacionalmente cuando Bankinter fue incluido en índices tan prestigiosos como el Dow Jones Sustainability Index Global o el FTSE4Good. Pero esos reconocimientos no han sido un punto de llegada, una meta en sí mismos, sino un incentivo para que nuestra organización, además de ofrecer buenos resultados económicos todos los años, continúe presentando un desempeño social, ambiental y de gobierno corporativo excelente.
Como consecuencia de nuestro compromiso con la sostenibilidad, Bankinter alcanzó en 2020 uno de los grandes hitos de su Estrategia de Cambio Climático: ser plenamente neutral en carbono. Ya lo era en España, y el año pasado lo consiguió también en sus instalaciones de Portugal y Luxemburgo. El banco compensa sus emisiones directas colaborando en la conservación de la zona Madre de Dios en la Amazonía, y toda la energía eléctrica que consume procede de fuentes renovables.
Para nosotros también fue un orgullo adherirnos en 2020 al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente específicamente dedicado al sector financiero, así como a los Principios de Banca Responsable de ese organismo multilateral, que alinean nuestra industria con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y con el Acuerdo Climático de París. Bankinter lleva años trabajando en estos ámbitos, de manera que los criterios de sostenibilidad están ya presentes incluso en los procesos de homologación de proveedores y de concesión de financiación a las empresas.
En coherencia con esos criterios, el banco lanzó en enero de 2020 su primera emisión de bonos verdes, por importe de 750 millones de euros, para proyectos vinculados con las energías renovables y la edificación respetuosa con el medio ambiente. La demanda triplicó la oferta, lo que da una idea de su gran acogida. En noviembre, Bankinter puso en el mercado un plan de pensiones que invertirá entre el 50% y el 75% de su patrimonio en activos de renta variable de empresas de todo el mundo que respeten los estándares más exigentes en materia ambiental, social y de gobierno corporativo.
¿Cuál fue la actividad de la Fundación en 2020?
Aunque con las dificultades propias de un entorno tan adverso, la Fundación Innovación Bankinter mantuvo en marcha sus distintos programas, que tienen la finalidad de impulsar el conocimiento del cambio tecnológico y sus consecuencias y de las nuevas tendencias sociales y empresariales (Future Trends Forum), así como fomentar el emprendimiento entre los alumnos de últimos cursos de la universidad (Akademia), y apoyar a las empresas en sus fases iniciales (Startups) o de crecimiento (Cre100do). La Fundación, pionera mundial en su género y un referente indiscutido en el ámbito de la innovación, propició en marzo de 2020 la creación del Observatorio del Ecosistema de Startups, que pone a disposición de los emprendedores información relevante para tomarle el pulso a ese ecosistema y ayudar a la toma de decisiones. Está siendo ya una herramienta de gran utilidad para la Sociedad.
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