¿Cómo se puede resumir la trayectoria de Bankinter durante un año tan excepcional como fue 2020?
No es fácil hacer un resumen, porque efectivamente fue un ejercicio extraordinario, que nos rompió los esquemas y nos exigió lo mejor de nosotros mismos. Pero yo diría que fue, por encima de todo, el año del compromiso. El año del compromiso con nuestros clientes, con nuestros empleados, con los accionistas, con la economía y con la sociedad en su conjunto. Fue un año muy difícil, pero nos sentimos satisfechos por lo que se ha conseguido.
¿Qué hizo el banco para afrontar la crisis sanitaria y económica?
Nuestra primera reacción tras la declaración del estado de alarma fue reorganizarnos para seguir dando servicio en unas condiciones de tremenda incertidumbre y para proteger del virus a nuestros clientes y a nuestros empleados. La banca fue considerada un servicio esencial y como tal tuvimos que mantener abierta una parte de nuestra infraestructura y poner a nuestros equipos humanos a disposición de los ciudadanos, en condiciones sanitarias difíciles, para prestar la ayuda presencial que necesitasen, además de atender por vía telemática los cobros, los pagos y las operaciones habituales. Después de esas primeras decisiones, nos centramos en ayudar a nuestros clientes a afrontar la crisis con medidas de muy diversa naturaleza.
¿Cuáles fueron las medidas más importantes?
En el caso de los clientes particulares, pusimos en marcha las moratorias para hipotecas y para préstamos al consumo, tanto las aprobadas por el Gobierno como las adoptadas por la entidad con carácter voluntario, que fueron mucho más ambiciosas. Creo que de esta forma contribuimos en construir un primer dique de contención para impedir que la crisis sanitaria se trasladara con toda su crudeza a la economía de las familias y tuviera efectos imprevisibles en el conjunto de la sociedad. Asimismo, anticipamos el pago de las prestaciones por desempleo y de las pensiones. También suavizamos las condiciones de las hipotecas vinculadas con otros productos y de la cuenta nómina, así como de la cuenta profesional de los trabajadores autónomos, a fin de que ningún cliente pudiera ser penalizado por incumplir obligaciones contractuales asociadas a estos productos.
¿Y qué decisiones se tomaron para ayudar a las empresas a afrontar la crisis?
Nuestros mayores esfuerzos se centraron en facilitar el acceso de las empresas a los préstamos con avales públicos del ICO, que han sido una red de liquidez imprescindible para la supervivencia de muchas empresas, sobre todo pymes. También nos adherimos a una línea específica de préstamos del ICO dirigida a empresas del sector turístico y sus actividades conexas, que han sido especialmente castigadas por la crisis. Igualmente, dimos facilidades a clientes con operaciones de confirming y leasing. También trabajamos intensamente para ayudar al tejido empresarial a mantener su presencia en el exterior. Así lo ha reconocido la Asociación de Financieros de Empresas, que concedió a nuestra Banca Internacional el premio al mejor proyecto de financiación de 2020 por su gestión de la línea de liquidez covid-19 respaldada por la aseguradora CESCE. Igualmente, atendimos a las necesidades de nuestros proveedores al adelantar el pago a todas las empresas y profesionales que son suministradores de bienes y servicios del banco.
¿En qué medida esas decisiones han servido también para colaborar con la recuperación de la economía?
Nuestras medidas para apoyar a los clientes son la mejor prueba de nuestro compromiso con el crecimiento económico, porque ayudar a las familias y a las empresas a mantenerse a flote en tiempos tan difíciles e inciertos es la mejor aportación que podemos hacer para sacar adelante la economía. Pero sí me gustaría destacar que en términos globales durante el ejercicio de 2020 la inversión crediticia de Bankinter se elevó a 64.384,3 millones de euros. Esto quiere decir que no solo no restringimos nuestra actividad crediticia, como sería lógico ante un incremento de los riesgos asociados a nuestra cartera de préstamos, sino que la incrementamos un 6,6% respecto a la de 2019. Este aumento demuestra nuestro compromiso y nuestra confianza en la capacidad de resistencia de la economía española, que estamos seguros se recuperará con rapidez en cuanto la amenaza sanitaria se atenúe o desaparezca. Lo digo desde la prudencia, porque el escenario económico actual es muy inestable y está condicionado por factores exógenos, pero creo que estamos en condiciones de contribuir a dejar la crisis atrás.
¿Qué repercusión ha tenido la crisis en los resultados de la entidad?
Obviamente, el impacto ha sido importante. En un entorno como el de 2020, marcado por la propagación de la enfermedad y por la recesión económica, el Grupo Bankinter consiguió un beneficio neto de 317,1 millones de euros, que es inferior en un 42,4% al del año anterior debido a las mayores provisiones realizadas (242,5 millones de euros) por el brusco descenso de las previsiones económicas, y por la ausencia de los resultados extraordinarios generados en 2019 con la compra de EVO y Avantcard. Si eliminamos ambas rúbricas excepcionales, el resultado de la actividad bancaria recurrente sería de 473 millones, sólo un 13,2% inferior a la del año anterior. Por otra parte, todos los márgenes de la cuenta de resultados evolucionaron de forma positiva, lo cual indica que la maquinaria de gestión, asesoramiento y comercialización del banco funcionó a pleno rendimiento. Creo que, dadas las circunstancias, podemos sentirnos satisfechos.
¿Qué otros aspectos se pueden destacar en el ejercicio?
El balance del año fue también positivo en términos de calidad de activos, solvencia y liquidez. La tasa de morosidad cayó hasta el 2,37%, 14 puntos básicos menos que en 2019, y sigue siendo la más baja del sector. Por otra parte, la entidad reforzó su ratio de capital CET1, que es el principal indicador de solvencia, hasta el 12,3%. Es una de las tasas más elevadas de la banca española y supera de forma muy holgada los requerimientos regulatorios, evidenciando nuestra capacidad de resistencia frente a situaciones de estrés. En lo que respecta a la liquidez, otro aspecto a destacar es que por primera vez la entidad tiene más depósitos que créditos. La rentabilidad lógicamente se resintió, sobre todo como consecuencia de las provisiones extraordinarias, pero con un ROE del 7% seguimos liderando la rentabilidad del sector. Creo, por tanto, que en 2020 el Grupo Bankinter consolidó sus fortalezas estratégicas para seguir creciendo de forma consistente en el futuro.
Entrando en detalles, ¿cómo evolucionaron los distintos productos y áreas de negocio?
Pese a la crisis, el banco mantuvo una intensa actividad comercial, lo cual favoreció el comportamiento de las cuentas nómina y de las hipotecas, que son dos de nuestros principales productos financieros. La cartera de cuentas nómina creció un 22%, y la de hipotecas también aumentó, aunque en menor medida, lo cual es de destacar en un entorno de paralización económica. Dentro del negocio de Empresas, clave en la estrategia del banco, la cartera de inversión creció un 11%, con las áreas de banca de inversión y del negocio internacional como principales motores de crecimiento del margen bruto. En Banca Comercial, o de personas físicas, el patrimonio gestionado entre los clientes de Banca Privada y de Banca Personal mantuvo un ligero crecimiento, a pesar de los fuertes altibajos en la evolución de los mercados. Donde sí notamos más la crisis fue en el negocio de Bankinter Consumer Finance, que resultó afectado por la reducción del consumo en los hogares. Su nueva producción cayó un 25%, aunque la cartera de inversión se mantuvo en términos similares a 2019. En el caso de Bankinter Portugal, el negocio recurrente evolucionó a buen ritmo, con crecimientos en todos los márgenes de la cuenta, si bien las provisiones realizadas redujeron su resultado un 31%.
Por su parte, EVO Banco incrementó de forma notable su cartera de clientes y potenció su actividad hipotecaria. En cuanto a Línea Directa Aseguradora mantuvo la solidez en todos sus ratios y cifras de negocio y alcanzó un beneficio neto de 135 millones de euros, un 26% más.
Hay una cierta polémica sobre el nivel de las dotaciones para provisiones que está haciendo la banca para hacer frente a los probables aumentos de la morosidad en los próximos meses. ¿Son adecuadas?
Esto es muy difícil de determinar en estos momentos. La crisis a la que nos enfrentamos no tiene antecedentes conocidos, nunca nos hemos encontrado ante una situación así, y por tanto no contamos con referencias en las que apoyarnos para hacer proyecciones con fundamento. El nivel de morosidad dependerá de la extensión y profundidad de la crisis, que a su vez están condicionadas por la evolución de la pandemia, y por sus repercusiones en el tejido empresarial y en el empleo. Todos esos factores son impredecibles y no podemos influir sobre ellos. Lo que sí podemos asegurar es que los cálculos de nuestra dotación para provisiones están realizados en base a criterios de máxima prudencia. En Bankinter nos enfrentamos a la incertidumbre de los próximos meses con la tranquilidad y la confianza que nos da disponer de un sistema riguroso de control de riesgos, lo que nos ha permitido ser en los últimos años la entidad con la ratio de mora más baja de la banca española.
¿Ha reconocido la sociedad el esfuerzo de la banca para amortiguar el impacto de la crisis?
Hasta cierto punto. Es verdad que venimos de una época marcada por el deterioro de la reputación del sector y no es fácil recuperar la confianza de los ciudadanos. Pero creo que en la compleja coyuntura provocada por la pandemia hemos demostrado nuestro apoyo a familias y empresas, y nos gustaría que ese esfuerzo que hemos hecho, trabajando incluso en precarias condiciones sanitarias y arrimando el hombro para facilitar la recuperación económica, tuviera un mayor reflejo en la opinión pública.
La crisis del coronavirus ha generado diversas operaciones de concentración en el sector, en parte alentadas por el supervisor europeo. ¿Cómo afectan esos movimientos corporativos a Bankinter y a su posición en el mercado?
Los seguimos con mucha atención, pero no alteran nuestra estrategia. No nos planteamos ninguna fusión. Somos un banco independiente, lo hemos demostrado en los más de 55 años de existencia de la entidad, y lo vamos a seguir siendo porque nos ha ido muy bien así. Nuestro modelo de negocio está basado en el crecimiento orgánico y creemos que tenemos capacidad para seguir creciendo de manera sana y rentable sin recurrir a operaciones de consolidación, en beneficio de nuestros empleados y accionistas.
Dadas las circunstancias, las expectativas para los próximos meses son más inciertas que nunca, pero ¿qué podemos esperar de 2021?
En efecto, el ejercicio de 2021 está marcado, más que nunca, por la incertidumbre. Por un lado, los efectos desfavorables sobre el sistema económico están lejos de desaparecer. La llegada de sucesivas olas de la enfermedad hace temer que la crisis económica no haya tocado fondo y habrá que ver cómo reaccionan empresas y familias cuando se agoten las ayudas. Por otra parte, las noticias sobre la distribución de las vacunas nos dan esperanzas de que en un plazo relativamente breve vamos a poder conjurar las amenazas más graves de la pandemia. También podemos confiar en que los Fondos Europeos aporten un impulso adicional a la economía española. Ante la incertidumbre de 2021, estamos preparados para reaccionar con rapidez ya que contamos, ante todo, con un excepcional equipo de profesionales. Asimismo, poseemos una estructura sólida, con un eficiente mecanismo de control de riesgos, con una tecnología avanzada y con un modelo de negocio claro. Pero insisto en que, por encima de todo, tenemos un equipo humano que ha demostrado en repetidas veces de lo que es capaz.
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